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Ermita de San Roque

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La Ermita de San Roque construída en piedra y de una sola nave, cubierta con cúpula en el s. XVII. Su arquitectura data del XVII pero  según el libro de visitas ya existía en eel siglo XVI, lo que indica que fue reparada notablemente, sobre todo en la fachada, que consta de una doble puerta con arco de medio punto, y  entre ambos una hornacina vacía que en su día estaría ocupada por el santo titular de la Ermita.

En su interior, se pueden catalogar las siguientes obras, recientemente restauradas, a petición del consistorio, pues según su inventario de bienes, la ermita y todo lo de su interior, es de propiedad municipal, lo que redunda en lo enteramente popular de este tipo de edificaciones, al ser totalmente sufragadas por el pueblo a través de su concejo.

Un retablo del siglo XVII que en su parte central presenta unas pinturas sobre tela, que sirven de fondo a un crucifijo de principios del s. XVI en madera de nogal, policromado y de mayor tamaño que el natural.

Busto relicario de papelón de San Marcelino Papa y otro tallado en madera de San Calixto, ambos del s. XVII. En la restauración realizada cabe señalar la constatación del valor del relicario de papelón que había perdido la policromía y tenía deformador el cuello y la del Cristo, que sin duda es la mejor pieza, representaba unos repintes tan burdos que cegaban el propio modelado de la imagen, así como unos toscos taponamientos de grietas con yeso y cola.

Dentro del cojunto que enmarca a la Ermita de San Roque está el Crucero y de una forma poco ortodoxam deplazando a la Cruz central, se alza una bella cruz de piedra del s.XVII, colocada sobre un pedestal.

Además de esta Ermita, existía en Quintanilla de Onésimo una segunda ermita llamada de San Cristóbal,que se encontraba en el cotarro de su nombre, no se sabe con precisión cuando se arruinó pero sí se conoce el lugar exacto de su ubicación por los restos de cimientos y tejas que aún perduran en el cerro, donde todavía persiste una sencilla cruz de piedra, mudo testigo de la antigua ermita. Desapareció en fecha incierta, y su culto no se recuerda en Quintanilla de Onésimo, no teniendo incluso noticisa de los motivos de su construcción, al contrario que la de San Roque, donde claramente se ve su origen, motivado por la peste, que asoló al pueblo, dejándole prácticamente convertido en un despoblado.